lunes, 6 de febrero de 2023

 

Taller Nº1 Literatura Grado 10º

Lee el siguiente texto explicativo del Mío Cid y el fragmento de la obra El cantar de Mío Cid  

EL CANTAR DEL MÍO CID

El Cantar de Mío Cid es un cantar de gesta anónimo que relata hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz de Vivar. Se trata de la primera obra épico- narrativa extensa de la literatura española en una lengua romance, y destaca por el alto valor literario de su estilo.

 Está escrito en castellano medieval y compuesto alrededor del año 1200 (fechas post quem y ante quem: 1195–1207). Se desconoce el título original, aunque probablemente se llamaría gesta o cantar, términos con los que el autor describe su obra en los versos 1085 y 2276, respectivamente.

El Cantar de Mío Cid es el único cantar épico de la literatura española conservado casi completo. Se han perdido la primera hoja del original y otras dos en el interior del códice, aunque el contenido de las lagunas existentes puede ser deducido de las prosificaciones cronísticas, en especial de la Crónica de veinte reyes. Además del Cantar de Mío Cid, los cuatro textos de su género que han perdurado son: las Mocedades de Rodrigo —circa 1360—, con 1700 versos; el Cantar de Roncesvalles —1270—, un fragmento de unos 100 versos; y una corta inscripción de un templo románico, conocida como Epitafio épico del Cid —¿1400?—

El poema consta de 3735 versos de extensión variable, aunque dominan versos de 14 a 16 sílabas métricas. Los versos del Cantar de Mío Cid están divididos en dos hemistiquios separados por cesura. La longitud de cada hemistiquio es de 4 a 13 sílabas, y se considera unidad mínima de la prosodia del Cantar. No hay división en estrofas, y los versos se agrupan en tiradas, es decir, series de versos con una misma rima asonante.

Tirada 1

El Cid convoca a sus vasallos; éstos se destierran con él. Adiós del Cid a Vivar. (Envió a buscar a todos sus parientes y vasallos, y les dijo cómo el rey le mandaba salir de todas sus tierras y no le daba de plazo más que nueve días y que quería saber quiénes de ellos querían ir con él y quiénes quedarse.

A los que conmigo vengan que Dios les dé muy buen pago;

también a los que se quedan, contentos

quiero dejarlos.

Habló entonces Álvar Fáñez, del Cid era primo hermano:

 "Con vos nos iremos, Cid, por yermos y por poblados;

no os hemos de faltar mientras que salud tengamos,

 y gastaremos con vos nuestras mulas y caballos

y todos nuestros dineros y los vestidos de paño,

siempre querremos serviros como leales vasallos.

" Aprobación dieron todos a lo que ha dicho don Álvaro.

Mucho que agradece el Cid aquello que ellos hablaron.

 El Cid sale de Vivar, a Burgos va encaminado,

 allí deja sus palacios yermos y desheredados.

 

Los ojos de Mío Cid mucho llanto van llorando;

hacia atrás vuelve la vista y se quedaba mirándolos.

Vio como estaban las puertas abiertas y sin candados,

vacías quedan las perchas ni con pieles ni con mantos,

 sin halcones de cazar y sin azores mudados.

Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado:

"¡Bendito seas, ¡Dios mío, Padre que estás en lo alto!

Contra mí tramaron esto mis enemigos.

 

3 Agüeros en el camino de Burgos

Ya aguijan a los caballos, ya les soltaron las riendas.

Cuando salen de Vivar ven la corneja a la diestra,

pero al ir a entrar en Burgos la llevaban a su izquierda.

 Movió Mío Cid los hombros y sacudió la cabeza:

 "¡Ánimo, Álvar Fáñez, ánimo, de nuestra tierra nos echan,

 pero cargados de honra hemos de volver a ella! "

 

3 El Cid entra en Burgos

Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.

 Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.

Todos salían a verle, niño, mujer y varón,

 a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.

¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!

Y de los labios de todos sale la misma razón:

 "¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!"

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