Cuento
Frida
Yolanda Reyes
De regreso al
estudio. Otra vez, primer día de colegio. Faltan tres meses, veinte días y
cinco horas para las próximas vacaciones. El profesor no preparó clase. Parece
que el nuevo curso lo toma de sorpresa. Para salir del paso, ordena con una voz
aprendida de memoria:
–Saquen el cuaderno y escriban con esfero azul y buena
letra, una composición sobre las vacaciones. Mínimo una página por lado y lado,
sin saltar renglón. Ojo con la ortografía y la puntuación. Tienen cuarenta y
cinco minutos.
¿Hay preguntas? Nadie tiene preguntas. Ni respuestas. Solo
una mano que no obedece órdenes porque viene de vacaciones. Y un cuaderno
rayado de cien páginas, que hoy se estrena con el viejo tema de todos los años:
"¿Qué hice en mis vacaciones?".
"En mis
vacaciones conocí a una sueca. Se llama Frida y vino desde muy lejos a visitar
a sus abuelos colombianos. Tiene el pelo más largo, más liso y más blanco que
he conocido. Las cejas y las pestañas también son blancas. Los ojos son de
color cielo y, cuando se ríe, se le arruga la nariz. Es un poco más alta que
yo, y eso que es un año menor. Es lindísima.
Para venir desde Estocolmo, capital de Suecia, hasta
Cartagena, ciudad de Colombia, tuvo que atravesar prácticamente la mitad del
mundo. Pasó tres días cambiando de aviones y de horarios. Me contó que en un
avión le sirvieron el desayuno a la hora del almuerzo y el almuerzo a la hora
de la comida y que luego apagaron las luces del avión para hacer dormir a los
pasajeros, porque en el cielo del país por donde volaban era de noche. Así, de
tan lejos, es ella y yo no puedo dejar de pensarla un solo minuto. Cierro los
ojos para repasar todos los momentos de estas vacaciones, para volver a pasar
la película de Frida por mi cabeza.
Cuando me concentro bien, puedo oír su voz y sus palabras
enredando el español. Yo le enseñé a decir camarón con chipichipi, chévere,
zapote y otras cosas que no puedo repetir. Ella me enseñó a besar. Fuimos al
muelle y me preguntó si había besado a alguien, como en las películas. Yo le
dije que sí, para no quedar como un inmaduro, pero no tenía ni idea y las
piernas me temblaban y me puse del color de este papel.
Ella tomó la iniciativa. Me besó. No fue tan fácil como yo
creía. Además, fue tan rápido que no tuve tiempo de pensar "qué
hago", como pasa en el cine, con esos besos larguísimos. Pero fue
suficiente para no olvidarla nunca. Nunca jamás, así me pasen muchas cosas de
ahora en adelante. Casi no pudimos estar solos Frida y yo. Siempre estaban mis
primas por ahí, con sus risitas y sus secretos, molestando a 'los novios'. Solo
el último día, para la despedida, nos dejaron en paz. Tuvimos tiempo de comer
raspados y de caminar a la orilla del mar, tomados de la mano y sin decir ni
una palabra, para que la voz no nos temblara.
Un negrito pasó por la playa vendiendo anillos de carey y
compramos uno para cada uno. Alcanzamos a hacer un trato: no quitarnos los
anillos hasta el día en que volvamos a encontrarnos. Después aparecieron otra
vez las primas y ya no se volvieron a ir. Nos tocó decirnos adiós, como si
apenas fuéramos conocidos, para no ir a llorar ahí, delante de todo el mundo.
Ahora está muy lejos. En 'ESTO ES EL COLMO DE LEJOS', ¡en
Suecia! y yo ni siquiera puedo imaginarla allá porque no conozco ni su cuarto
ni su casa ni su horario. Seguro está dormida mientras yo escribo aquí, esta
composición.
Para mí la vida se divide en dos: antes y después de Frida.
No sé cómo pude vivir estos once años de mi vida sin ella. No sé cómo hacer
para vivir de ahora en adelante. No existe nadie mejor para mí. Paso revista,
una por una, a todas las niñas de mi clase (¿las habrá besado alguien?).
Anoche me dormí llorando y debí llorar en sueños porque la
almohada amaneció mojada. Esto de enamorarse es muy duro...".
Levanto la cabeza del cuaderno y me encuentro con los ojos
del profesor clavados en los míos.
–A ver, Santiago.
Léanos en voz alta lo que escribió tan concentrado.
Y yo empiezo a leer, con una voz automática, la misma
composición de todos los años:
"En mis
vacaciones no hice nada especial. No salí a ninguna parte, me quedé en la casa,
ordené el cuarto, jugué fútbol, leí muchos libros, monté en bicicleta,
etcétera, etcétera".
El profesor me mira
con una mirada lejana, incrédula, distraída. ¿Será que él también se enamoró en
estas vacaciones?
ACTIVIDAD:
1. ¿Qué
significado tiene que en la oración: “Un negrito pasó por la playa
vendiendo anillos de carey” la palabra subrayada esté en diminutivo?
2. ¿En la
oración “pasó tres días cambiando de
aviones y de horarios”, a qué se refiere cambio de horarios?
3. De la
oración “Le sirvieron el desayuno a la
hora del almuerzo y el almuerzo a la hora de la comida”, ¿Qué se puede
deducir?
4. De la
oración: “ESTO ES EL COLMO DE LO LEJOS” se puede deducir que el narrador se
refiere a la ciudad llamada _______________
5. En la
oración “Tuvimos tiempo de comer raspados
a la orilla del mar, tomados de la mano y sin decir ni una palabra, para que la voz no temblara”, con
la expresión subrayada, se quiere expresar:
a. Que no
querían hablar con un tono de voz desagradable.
b. Que
estaban nerviosos y emocionados.
c. Que
estaban muy alegres.
d. Que a
uno le tiembla la voz cuando come raspado.
6. Por
qué el narrador pregunta al final: ¿Será que él también se enamoró en estas
vacaciones? Justifica la respuesta.
7. ¿Qué
crees que escribió finalmente el narrador: Su experiencia con Frida o lo que
contó en público? Justifica tu respuesta.
8. Marca
cuáles afirmaciones son ciertas (Sí) según el texto, cuáles no son ciertas (No)
y cuáles se desconocen (No se sabe).
Afirmaciones
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Sí
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No
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No se sabe
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El narrador se llama Santiago
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La clase en la que se encuentra es de
Lenguaje
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El narrador conoció a Frida gracias a una
prima
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Frida tenía 10 años
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El colegio donde estudia el narrador queda en
Cartagena
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Es la primera vez que el narrador se enamora
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Los abuelos de Frida son colombianos
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Frida le dio el primer beso al narrador
cuando estaban en la casa
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El narrador entró a sexto grado
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